Alexis Oliva se inspira en la yuxtaposición de la arquitectura tradicional frente a la moderna, como un reflejo en constante cambio de nuestra interacción con las ciudades en las que vivimos, para crear un cuerpo de trabajo que explora la experiencia personal del cambio autoforzado frente a otras profecías impuestas de igualdad.
El uso de líneas rectas repetitivas sirve como metáfora de todas las cosas predeterminadas. Entrelazarlas crea formas y patrones que cambian con el punto de vista actual, validando el derecho individual al crecimiento y la redefinición de las expectativas de los demás sobre uno mismo.