David Moreno

En sus esculturas, David Moreno construye arquitecturas imaginarias. Contemplar sus piezas es perderse en ellas. A la experiencia estética hay que añadir la reflexiva. Las arquitecturas de Moreno nos hablan de las relaciones humanas: los vínculos que establecemos, las interconexiones, los flujos de energía, amor o poder entre las personas.

Moreno ve nuestros vínculos, afiliaciones y fobias con esas delgadas líneas que nos unen a los demás o a nosotros mismos. Pero esa es solo mi interpretación, cada uno encontrará su propio significado para esas cuerdas de piano, flexibles pero fuertes, interconectando los elementos. Su trabajo es meticuloso: cada línea soldada con una punta de hilo plateado. Punto por punto, cómo se construyen los lazos humanos. Aunque la mía no es una interpretación caprichosa, como nos guían los títulos de sus piezas en este sentido: Entre uno y otro, pasamos de uno a otro, Juntos o De pequeño a grande, por mencionar solo algunos ejemplos.

David Moreno explora nuevos territorios. Por un lado, la experimentación con el color para añadir otra dimensión a su escultura. Por otro lado, va un poco más allá en la construcción de espacios imaginarios. En una de sus nuevas series, Conexión de catedral, la casa desaparece y en su lugar aparecen las escaleras y los pórticos románicos. Las ataduras flexibles se sustituyen por escalones rígidos. La relación es otra. Los descensos y ascensos pueden tener múltiples interpretaciones: desde la experiencia mística hasta las estructuras de poder.

Se podría decir que sus espacios, esas casitas dibujadas en el aire con cuerdas de piano y varillas de acero, son espacios que nos representan, con los que nos podemos identificar. Estamos dentro de la casa y somos la casa, al mismo tiempo: el habitado se convierte en habitante.