Miguel Ángel Fúnez

Licenciado en Bellas Artes con Premio Extraordinario y Máster en Investigación en Arte y Creación por la Universidad Complutense, obtuvo el III Premio de Pintura Mardel, el II Premio de Dibujo DKV-MAKMA, la adquisición del XVII Certamen de Artes Plásticas El Brocense, el XXII Certamen de Dibujo Gregorio Prieto y el II Premio de Arte Grünenthal, entre otros galardones. Actualmente vive y trabaja en Madrid, y es el primero de nuestros artistas firmados en vincular expresamente arte y felicidad al explicar las motivaciones que le llevaron a iniciar su carrera creativa: “Desde muy joven supe que mi felicidad estaba ligada al arte. Es difícil precisar un punto de partida a través del cual decidí trabajar como artista, recuerdo que siempre estaba entre papeles, lápices, pinturas … “Siempre estaba trabajando en algún proyecto, sobre todo dibujo y, sí, siempre autodidacta, porque no sé por qué pero nunca quise ir a ninguna academia. Por otro lado, a pesar de mi corta edad, tenía muy claro que estudiaría Bellas Artes, una decisión que mis padres apoyaron plenamente y siempre les estaré agradecido ”. Sus inicios dentro del circuito artístico profesional están precedidos por el Primer Premio de Dibujo Contemporáneo de la Fundación Centenera Jaraba que le fue otorgado en 2011, y un apoyo temprano y constante del crítico y comisario Óscar Alonso Molina. Antes de terminar sus estudios empezó a trabajar con la Galería Ángeles Baños, donde bajo el título “Los animales y las cosas” realizó su primera exposición individual. Ha expuesto en ferias de arte contemporáneo como ARCO, JUSTMAD, MASQUELIBROS o ARTELISBOA. Partiendo de una reflexión sobre el reino animal y desde ahí extendiendo la dicotomía zoología vs civilización ( parte de la repercusión en el contexto del debate cultural contemporáneo) el trabajo que está desarrollando en los últimos años gira en torno a una nota ecológica de dimensiones semióticas declaradas, donde los conceptos de “perversión” e “ironía” se conjugan postulando un enunciado crítico que narra algunas situaciones conflictivas sobre la presencia humana invasora (y colonial) en el ámbito natural. El resultado de todo esto es una cartografía de imágenes paradójicas y a la vez trampas visuales, donde establece un juego con esa línea de ambigüedad entre lo que sabemos y lo que no sabemos, entre lo que es real y lo que sólo parece. Sus obras, en definitiva, son una síntesis (según mi particular forma de ver) de mecanismos y estrategias que se distorsionan en la tríada realidad-ficción y simulacro.