Desde 01/06/2018 Hasta 06/07/2018
La exposición individual de Sebastian Bieniek “Doppelgänger” presentará una selección de algunas de sus obras más recientes, realizadas entre 2016 y 2018. Significando un "parecido" o "doble de una persona viva", el concepto de Doppelgänger se ha utilizado en la literatura, así como en el psicoanálisis para explorar la dualidad de la naturaleza humana. Tomado de leyendas y mitos del folclore europeo, donde la aparición del doble de una persona a menudo se interpretaba como un presagio negativo, el tema de Doppelgänger se hizo muy popular durante el Romanticismo, gracias a los trabajos de Jean-Paul y E.T.A Hoffman. Relacionado por Freud con el sentimiento de lo extraño ("Das Unheimliche"), el Doppelgänger a menudo ha sido retratado, tanto en el arte como en la literatura, como una figura perturbadora, capaz de engañar el autoconcepto de una persona y desarrollarse en comportamientos de acoso. Explorando las diferentes facetas de esta idea, las obras de Sebastian Bienieks investigan la dualidad inherente de la naturaleza humana. Irónico y provocativo, sus retratos juegan con los límites invisibles entre la ficción y la realidad, arrastrando al espectador dentro del espectro caleidoscópico de su apariencia desconcertante. La superficie de la obra de arte se convierte aquí en una especie de espejo mágico, que muestra y da sentido a todas las piezas invisibles que crean el rompecabezas de la figura. Todo, en la producción artística, puede resultar en un "encuentro" casual entre el personaje y sus varios dobles: desde la intimidad de un abrazo hasta el contacto fugaz y casi inadvertido de una o varias manos en el cuerpo del personaje, estas figuras nunca parecen ser conscientes de la presencia de su múltiple Doppelgängern. En lugar de sentirse incómodos, se enfrentan al observador con una mirada intrépida, invitándolos a jugar el juego y dejar de resolver el enigma detrás de su presencia real. Afirmando que “el arte es un juego”, el artista nos anima a explorar nuestra identidad personal y social con una actitud más lúdica y nos recuerda cómo a veces, para vernos realmente a nosotros mismos, debemos ser capaces de mirar al otro.