Habiendo completado una rotación desde la década de 1980 hasta mediados de la década de 2000, donde dominó la figura femenina, Nana Winter - Georgiadou gradualmente avanzó en un nuevo período en su pintura con tres secciones de obras que simbolizan los interiores: sus experiencias experienciales. El color en estas tres secciones se convierte en un portador de descarga mental. Diluido, transparente, con destellos de luz, trabajó de una manera inusual, a mano, y en casos raros con un pincel, la llevó a la liberación temática. El contacto de las manos con la superficie del lienzo actúa como una forma directa de transfundir estados de ánimo, vibraciones internas, pero sin que se desvíen a impresiones, y mucho menos a invenciones cerebrales. La abstracción ya está concebida en la primera sección con los pájaros volando. Estas obras se distinguieron por la extrema austeridad de la composición, el diseño horizontal a menudo de tres partes, la oligocromía. La expresión disciplinada intensifica el simbolismo del vuelo del pájaro, invitando al espectador a entrar en un ambiguo, a veces amenazante, a veces amistoso, encantador en su vaguedad.

 En la siguiente sección de la abstracción, se da espacio para desarrollar las virtudes de color que tiene el pintor, en paralelo con la libertad gestual y la intensidad, la tendencia expansiva propiamente servida por grandes superficies. Es digno de mención que no ha sido influenciado por el expresionismo alemán, como uno podría asumir el debido origen. Hasta cierto punto está relacionado, sin buscarlo conscientemente, con la pintura francesa, principalmente con el orfismo de Delaunay. Alejándonos de la realidad visual así como de la superación del ascetismo cromático, observamos que los nuevos expresivos abren horizontes. La trascendencia de la estática sintética que caracterizó el período anterior es crucial. El lenguaje morfológico ahora está protagonizado por un tema, color y forma difundidos rítmicamente. Los temas curvilíneos se rompen por una variedad de ráfagas de color, el movimiento y la luz prevalecen.

El retorno a la austeridad expresiva tiene lugar de nuevo en la tercera sección de "Abrazos". En un entorno marcado exclusivamente por el monocromo, la óptica se centra en abrazar formas, parejas. Los cuerpos humanos se funden en una mezcla absoluta, eliminando la individualidad. La elección del color en el espacio circundante cada vez se refiere a la creación de interacciones simbólicas con presencias humanas, abiertas a enfoques interpretativos, pero enfáticamente sugestivas. Como es el caso, por ejemplo, en obras donde la pareja emerge en luz abundante, gloriosa o eclipsada por la presencia amenazante de una figura oscura de cuerpo entero o fragmentaria. Después de diez exposiciones individuales encontramos que las condiciones han madurado a la actual presentación retro para cerrar y al mismo tiempo abrir el círculo de su creatividad Nana Winter - Georgiadou.

Katia Kilesopoulou

Dr. Historia del Arte