Desde 29/04/2022 Hasta 03/06/2022
En su pintura, Irmi Obermeier se guía por un anhelo: el anhelo de la superficie blanca. En lugar de llenar completamente sus bases de imágenes, se desarrolló cada vez más espacio para espacios en blanco en su trabajo. El espacio en blanco no es nada. El vacío deja espacio para respirar, espacio para desarrollarse. El blanco tiene toda su presencia.
El espacio en blanco como elemento de diseño requiere coraje. En el arte conocemos el término “horror vacui”, el miedo al vacío, en relación con la opulencia de las obras de arte y la arquitectura victoriana o barroca. En el siglo XX, un polo opuesto se desarrolló en el arte moderno. No menos importante con la estética de la Bauhaus vino el coraje de abrir espacios. El blanco de repente salió a la luz.
Para Irmi Obermeyer, el blanco es la base de todo trabajo. Antes de que pueda comenzar a pintar, el portador de imágenes debe estar cebado. El hecho de que al final sean suaves y neutros requiere una preparación cuidadosa y lenta. Esta preparación es muy importante para Irmi Obermeier. La imprimación no es solo un trabajo preliminar, sino que ya forma parte de su expresión artística. El blanco no se queda en el fondo, se convierte en un oponente igual al resto del color.
La artista encuentra inspiración para sus motivos en su entorno. A veces se trata de telas, pliegues especiales, cuerpos, esculturas o distorsiones en la naturaleza. Estas cosas reales, o más bien la percepción subjetiva de lo que se ve, se convierten en el transportador. La pintura traduce el original en su propio guión utilizando abreviaturas.
En su pintura, la pintora Allgäu utiliza solo pinceles y pintura al óleo. En algunos casos, la pintura se mezcla con pigmentos en tonos iridiscentes para llevar la pintura bidimensional a una ilusión de plasticidad y así hacerla parecer tridimensional. Lograr este objetivo requiere una presencia y atención absolutas. Es esta presencia en el proceso de pintura lo que recorre el trabajo del artista. En lugar de momentos impulsivos, es la preparación precisa y la técnica precisa que la pintora utiliza para sus obras. La selección y la cantidad de tonos, los pinceles, las bases, todo esto debe prepararse al comienzo de la pintura. Ninguna vacilación o dilación debe interrumpir el flujo de la pintura, porque las correcciones son casi imposibles.
Todo es visible, todo está presente.