La trayectoria artística de Claudio Barros se entrelaza con experiencias sociales, educación y transformaciones urbanas. Desde la década de 1980, su práctica pictórica se ha construido en la intersección de la formación artística y el compromiso comunitario, consolidando un cuerpo de trabajo expresivo y singular. Influenciado por figuras como Carlos Scliar, Barros desarrolla una práctica que se mueve entre la pintura, el collage y la fotografía, comprometiéndose con la fragmentación y la yuxtaposición de elementos extraídos del paisaje urbano.
Su producción se estructura en torno a la colección de materiales descartados, imágenes, objetos y escenas cotidianas, que se reorganizan en una poética visual de resistencia y experimentación. Haciendo fuerte referencia a la antropofagia cultural y a la fenomenología de la percepción, Claudio propone una “estética de la improvisación”, donde el desmantelamiento y la reconstrucción revelan su visión crítica del mundo.
El concepto de “Desobjetos”, acuñado por el artista, refleja esta relación entre improvisación y construcción simbólica, donde el propio soporte se convierte en discurso. Sus obras crean imágenes secuenciales que resignifican fragmentos urbanos y exploran el poder expresivo de la pintura contemporánea. En sus propias palabras, “busco afirmar un punto de vista que cree una relación con otros lugares -divergente, insistente, resistente- en la perspectiva de la reexistencia”.
Claudio Barros se posiciona como un pintor de su tiempo, comprometido con la historia y las urgencias sociales, transformando la realidad en arte. Su obra no solo registra sino que establece nuevas posibilidades de percepción, reafirmando la pintura como un lenguaje poderoso y necesario para la actualidad.