Desde 20/01/2021 Hasta 27/02/2021
Milán, 20.01.21 - 27.02.21
“Aion pais esti paizon, pessevon paido he basileie”
“El tiempo es un niño jugando a los dados: el reino de un niño”
[Heráclito, Fragmento B52]
Érase una vez, hoy… es la narración de una historia atemporal, que se origina en los elementos más simples y fundamentales en la base de la expresión y el desarrollo individual.
Las necesidades humanas
básicas, como la autoexpresión y el juego, los colores primarios y las formas elementales, inmanentes e innatas en el desarrollo individual y colectivo, son expresadas por el artista en un caleidoscopio de color, energía y dinamismo. Los colores se rompen en fluctuación, tanto en las, aparentemente, piezas monocromáticas [serie Frecuencias], como en las multicolores [serie Ruido], manifestándose tan poderosamente para invadir sus resentidas fronteras, convirtiéndose en imagen en la interioridad del espectador. El trabajo pictórico se eleva a un sistema estratificado, donde la representación de hoy mostrada por el color se encuentra con el pasado, narrado por la superposición de los materiales detrás de la superficie de las obras de arte. Ante se convierte en Nunc en un diálogo continuo entre el pasado y el presente, donde el color y la estratificación son herramientas para reflexionar sobre el tiempo y la contemporaneidad.
El trabajo de
Gianluca Patti nos invita a una fruición de cinco sentidos para percibir “los sentimientos y la nostalgia que el alma siente frente a los colores”, como lo enseñó Rudolf Steiner, pero con naturalidad y pureza infantil. La dimensión lúdica es central y está en la base de la investigación del artista, representando el resultado del encuentro entre Spieltrieb y Kunsttrieb, la urgencia/instinto de jugar y la urgencia/instinto del arte en palabras del filósofo Friedrich Schiller. El juego no representa la ligereza, sino la herramienta fundadora e intemporal del crecimiento personal, la iniciación interminable de la observación del mundo. El trabajo del artista pretende involucrar al pais paizon heraclíteo del espectador, estimulándolo en la búsqueda de respuestas e interpretaciones de escenarios abiertos, como sucede en las instalaciones Frecuencias y El Juego, donde el encuentro entre arte y juego es una herramienta para enfatizar el lado infantil más íntimo del espectador.
Y así la obra del artista se vuelve evocadora de una dimensión de cuento de hadas, hecha de rastros del pasado y fragmentos contemporáneos, relacionándose entre sí en una exultación de juegos, formas y colores. Necesariamente siguiendo un enfoque amoral, el cuento del artista íntimo se convierte, en varios niveles de interpretación, en la historia de todos, flotando entre las dimensiones real y onírica. El arte sirve como punto de partida para innumerables cuentos de hadas que invitan al amor fati, infinitas narraciones abiertas con interminables epílogos…