El signo juega un papel fundamental en la comprensión de esta serie de obras caracterizadas por un trazo rápido y decisivo. La creación en el estudio, en comparación con el arte callejero, es menos lúdica y más reflexiva: el artista recorre el soporte y las líneas se entrelazan y se superponen.
El “signo” que define la figura es libre y discontinuo. Los cuerpos, aunque deformados, emergen claramente; la clara separación se logra de hecho tanto por el trazo como por el uso contrastante de blanco y negro.