Serie Canopos 3

Definir la ironía no es una tarea sencilla y mucho menos detectarla. El significado que proviene de su origen griego, ha ido cambiando a lo largo de los tiempos según la cultura. La ironía ha sido un recurso utilizado en muchas áreas y ha sido profusamente estudiado en literatura y filosofía. Este no ha sido el caso en las artes visuales, a pesar de que los artistas, a lo largo del tiempo, han tenido en la ironía una amplia herramienta para acercarse a la realidad y provocar la reacción del público. El gran maestro de la ironía en el arte contemporáneo fue Marcel Duchamp, quien con su ready-made incluyó un cierto sentido de subversión. La ironía es un mecanismo ampliamente utilizado por los artistas contemporáneos porque ofrece una visión crítica de la realidad y ofrece muchas claves para la participación. En el discurso de la ironía, el artista y el espectador se sitúan en la misma escena, ya que ambos pueden entrar en un espacio de posibles malentendidos y contradicciones porque no puede haber ninguna garantía de que el público entienda la intención original. El objetivo es ser parte del juego de aceptar la duda. Este mecanismo se ha convertido en el ideal para los artistas que pretenden colocar la duda en un solo discurso, ya que la ironía nos obliga a reflexionar. Ampliamente ligada a la subversión irónica y a la transgresión de la realidad, la escultura de Gerard Mas (Sant Feliu de Guíxols, 1976) plantea convivencias incómodas de elementos que pertenecen a mundos diferentes. Estas convivencias impactantes desconciertan y perturban al receptor, una propuesta que se alinea con la ruptura y fractura de la morfología establecida. Es precisamente este diálogo entre el mundo clásico y el contemporáneo, el pasado y el presente, la realidad y la ficción, lo trascendental y lo cómico, lo antropomórfico y lo zoomórfico, lo que produce estas imágenes sorprendentes, debido a la paradoja, el enigma, la contradicción y la ironía. Aunque sus obras tienen mucha afinidad estética con la tradición, la actitud inconformista de descontextualización le da un toque muy personalizado a su obra que no pasa desapercibido. Una figura clásica y con voluntad monumental, pero creada por yuxtaposiciones inesperadas que nos llevan a una lectura irónica y onírica a la vez. Las diversas preocupaciones formales han estado en todo momento centradas en la expresión de los materiales utilizados (mármol, madera, resina) siendo los auténticos protagonistas, precisamente porque descubrimos en todos ellos sus características primordiales. Una gama de intervenciones en cada uno de los materiales y su manipulación es en cada caso sutil, minuciosa y perfeccionista para conseguir una voluptuosidad táctil y sensual. Con una formación académica, Gerard Mas retoma pinturas del último gótico y del renacimiento que se convirtieron en retratos imaginarios con el objetivo de provocar intercambios y metáforas visuales. La representación suplica salir del lienzo para que sus trucos visuales adquieran tridimensionalidad y corporeidad. Practica la escultura como forma de apropiación, creando diálogos entre tradición y modernidad, citas de culto traducidas con importantes toques de ironía. Mas se interesa por la imagen desde el punto de vista de la visualización, vaciando su significado histórico, quizás como paradigma de la comprensión actual en la que la imagen sustituye al contenido. Un ejercicio lingüístico que consiste en ofrecer una nueva versión de la imagen ya existente, cambiar el código y alterar el sistema, esta es su clave principal. El repertorio de visiones del pasado a través de dislocaciones expresivas y la incorporación de elementos dispares trabaja para establecer un diálogo con el arte desde el arte, rompiendo cualquier discurso histórico. Los títulos de sus obras son todos elocuentes y especialmente la serie de las Damas es un gran ejemplo de la representación de actitudes absurdas y situaciones grotescas; piezas de una ostentación estética completamente anacrónica . Mientras que los rostros de las mujeres son dulces y encantadores, suaves y delicados, de piel blanca nacarada, las avispas en un lugar incómodo en Dama de les vespes, un termómetro colgando de sus labios en Dama del termómetro, una burbuja de goma de mascar en Dama del xiclet o la ortodoncia en Dama de l 'ortodoncia, rompen el perfeccionismo idealista de su belleza cristalina para ponerla al lado de la realidad, la fealdad y la miseria humana. Una de sus obras más impactantes es Dama de la rata; una obra relacionada de la Dama con un armiño (un mamífero de la familia de los mustélidos), obra de Leonardo da Vinci, que en lugar de sostener y acariciar en sus manos a este animal, símbolo de pureza por su apariencia blanca, sostiene una rata, un animal que está deshonrado y maldecido. En definitiva, asociaciones, correspondencias y desplazamientos de los de Gerard Mas, que crean situaciones de contraste y de choque que impactan al espectador y lo obligan a buscar nuevas relaciones formales y significativas en la evocación de cada propuesta.