Lux Ferre

Las pinturas de Aguado están impregnadas de simbolismo y rinden homenaje a obras de arte y tradiciones históricas. Pintado en un estilo clásico, sus pinturas representan mundos de ensueño, cada uno con una narrativa y voz únicas. Sus composiciones surrealistas son un festín para los ojos llenos de colores atrevidos y una miríada de animales, plantas y criaturas, mezclando un mundo con muchos otros.

Jesús Aguado lleva a sus espectadores, a través de un surrealismo descarnado, a un universo de seres duales animados que desfilan al borde de lo entrañable y lo inquietante, escenarios llenos de humor que juegan con la incongruencia y la irreverencia, donde el ser humano no tiene cabida.
La entelequia teatralizada se convierte en el sello distintivo de las criaturas que protagonizan mundos ficticios llenos de guiños a la realidad que rodea a las personas, bajo un análisis irónico y ácido que seduce y atrapa al espectador. Las raíces barrocas dan un toque especial a la iluminación y a la aglomeración de estímulos visuales, que entrelazan pasado y presente.