Simone Fonseca nació en Sete Lagoas, MG, pero vive y trabaja en São Paulo. Se licenció en Educación por la FAAP/SP, fue profesora de dibujo y educación artística, y hoy se dedica a su producción artística. Asiste al estudio Instituto Tomie Ohtake, bajo la dirección de Paulo Pasta, y también es miembro del Grupo Pigmento.
Siguiendo el flujo natural de su carrera artística, ha expuesto en diversos espacios e instituciones. Entre sus exposiciones destacan su participación en la Casa Cultural do Butantã (SP), la muestra colectiva Ateliê PIPA y la IV Bienal de Roma. Además, fue galardonada en el 28º Salão de Artes Plásticas de Embu das Artes, entre otros.
El 14 de marzo, en Casagaleria e Oficina de Arte Loly Demercian, presentó un nuevo trabajo resultante de una intensa investigación sobre el espacio y las formas, creando 73 posibles correlaciones que se acercan a la abstracción. El ojo se mueve en busca de una arqueología de formas sueltas, fragmentadas y coloridas, que, a veces juntas y otras aisladas, se funden en un espacio material.
En sus pinturas, las formas nunca se cierran, creando situaciones de transitoriedad, de formas fugaces, esperando algo más. Las figuras de la vida se diagraman en collages, pinturas y colores. Su trabajo comienza con collages fragmentados, arreglando colores, formas y paisajes extraídos de su memoria. Como ella misma enfatiza, […] los collages son simplemente el punto de partida de las pinturas, ya que una vez que comienza el trabajo, evoluciona con la libertad y autonomía de la pintura, alejándose del modelo y conservando solo la estructura que generó la elección. Usando tonos neutros, látex y pintura acrílica, sus pinturas adquieren vida propia; dándoles forma con masas de color y pinceladas libres, mantiene elementos desproporcionados. Son recuerdos capturados en el espacio, con toques fragmentados y dispersos en el lienzo, sin apego al paisaje.
Cabe afirmar, en este contexto, que los paisajes imaginarios de Simone son Metalandscapes, una inmersión profunda en la pintura, haciendo hincapié en la superficie. Sin embargo, en el
mismo tiempo, y paradójicamente, mucho queda debajo de él. La naturaleza transitoria de las cosas no puede existir y no puede reducirse a una sola forma, ya que espera dimensiones creativas diferentes y múltiples.