Land 30

La carrera artística de Vittorio Corsini ha abarcado dos décadas de intensa actividad en el campo de la escultura y el arte de la instalación; utilizando materiales tan diferentes como el acero y el vidrio soplado, el artista ha impartido una nueva configuración a los objetos de uso diario, revisitando también las formas orgánicas y naturales con la dureza o fragilidad de estos materiales. Su escultura se reduce a lo esencial en su forma, convirtiéndose en el vehículo de un contenido emocional y generando las condiciones para una experiencia cambiante de la vida cotidiana.
Con el tiempo, la obra de Corsini se ha dirigido cada vez más hacia el ámbito público y social; desde los años noventa, el artista ha estado diseñando obras para espacios urbanos: patios, fuentes, jardines y eventos en plazas diseñadas para fomentar encuentros y basadas en un análisis de los hábitos de la comunidad local.
Tanto en la versión objetual como en la ambiental, la imagen del hogar es un icono constante en su obra, sus diferentes traslaciones espaciales (como los planos esquemáticos del suelo o los planos axonométricos que reproduce en las paredes o recrea en el suelo con serrín de colores) resaltan la dificultad de representar un espacio doméstico cerrado e impenetrable.
Atraído desde que tiene memoria por los campos limítrofes, Corsini ha producido obras en las que el espacio vital se convierte en un lugar para que los individuos pasen y se reconozcan entre sí, la metáfora de una posible relación con el mundo.
También en sus obras más recientes, vinculadas a los planos de los lugares de culto, el espacio interno se reduce a márgenes abstractos del perímetro, a fronteras tangibles y al mismo tiempo frágiles. En la fusión de arquitecturas y simbologías vinculadas a diferentes confesiones religiosas, sus obras desarrollan aún más el espíritu y la forma social de una comunidad ritual.