La desaparición de objetos preciosos de la colección del Museo Británico ha causado una fuerte conmoción interna, lo que resultó en las renuncias tanto del director como del subdirector. Ahora, el renombrado museo británico enfrenta una serie de nuevos desafíos y un futuro incierto en un intento por restaurar su reputación y su posición destacada en el patrimonio cultural mundial.
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El 16 de agosto, el Museo Británico hizo público la "desaparición, el robo o el daño" de una serie de objetos valiosos de su colección. Estos objetos incluyeron joyas de oro, piedras semipreciosas y vidrio, que datan desde el siglo XV a.C. hasta el siglo XIX d.C. En el anuncio, el museo expresó su intención de tomar medidas legales contra un miembro de su personal sospechoso de ser responsable del robo de estos objetos. Posteriormente, los periódicos informaron sobre el despido de Peter Higgs, efectivo a finales de julio de este año. Higgs, cuya familia continúa negando las acusaciones en su contra, había trabajado como curador de arte griego y romano en el museo durante tres décadas y se le sospecha de haber robado aproximadamente 2,000 objetos a lo largo de los años, revendiéndolos a veces por sumas insignificantes en eBay. The Telegraph, en un artículo del 17 de agosto, informó que una joya romana hecha de ónix con un valor real que oscilaba entre las £25,000 y £50,000 fue listada a la venta en el famoso sitio de subastas con un precio mínimo de £40 en 2016, sin atraer ofertas.
Robos en el Museo Británico: Reportes y Renuncias
Todo comenzó cuando un comerciante llamado Ittai Gradel levantó una alarma en 2021 después de darse cuenta de que había comprado objetos que, en su opinión, pertenecían a las colecciones del Museo Británico. Gradel contactó al museo, informando que estos objetos habían sido vendidos en eBay por un individuo llamado Paul Higgins, pero una cuenta de PayPal vinculada a Peter Higgs se utilizó para las transacciones. Sin embargo, el museo de Londres continuó ignorando los informes hasta octubre del año pasado. Según algunas fuentes periodísticas, el director del prestigioso museo británico, Hartwig Fischer, y su subdirector, Jonathan Williams, habían declarado, después de llevar a cabo una investigación interna, que no se habían encontrado anomalías. Sin embargo, tras las primicias publicadas por algunos periódicos británicos sobre lo sucedido, el liderazgo del Museo Británico decidió anunciar la renuncia de Fischer a finales de julio. El enorme escándalo y la continua revelación de nuevos detalles relacionados con el asunto llevaron a Fischer a tomar una decisión final, y el 25 de agosto, a través de un comunicado oficial, dejó su cargo. Tan solo tres horas después, Williams también decidió renunciar a su puesto como subdirector. La acusación contra ambos se refiere a la presunta negligencia en abordar los informes sobre objetos robados o desaparecidos en la colección sin tomar medidas concretas para abordar la situación.
Robos en el Museo Británico: Nuevos Nombramientos
Mientras tanto, George Osborne, el presidente de la junta de fideicomisarios del Museo Británico, nombró a Carl Heron como subdirector interino, describiéndolo como una "figura autorizada dentro del museo". Heron, quien había estado trabajando en el museo desde 2016 como director de investigación científica, había ocupado previamente el cargo de jefe del Departamento de Ciencias Arqueológicas de la Universidad de Bradford. En menos de una semana, Mark Jones, quien se desempeñó como director de los Museos Nacionales de Escocia de 1992 a 2001 y del Museo Victoria & Albert en Londres de 2001 a 2011, fue nombrado director interino del Museo Británico. Jones ahora enfrentará los desafíos inmediatos derivados de una de las crisis más significativas a las que el Museo Británico ha tenido que enfrentarse en muchos años.
Robos en el Museo Británico: Deficiencias
Uno de los desafíos más urgentes implica el lanzamiento inmediato de un proyecto para archivar y crear un catálogo completo de la colección, accesible para todos. Según el análisis de algunos expertos, la falta de documentación sobre una parte sustancial de la colección del museo ha tenido un impacto significativo en cuestiones relacionadas con el robo, la identificación y la recuperación de objetos robados. Según Dan Hicks, curador del Museo Pitt Rivers, en un artículo publicado el 29 de agosto por The Art Newspaper, el Museo Británico comenzó a catalogar su colección solo en los últimos cuarenta años sin seguir adecuadamente los requisitos mínimos para archivar obras no exhibidas. Esto ha llevado a una documentación ampliamente incompleta de los aproximadamente ocho millones de objetos estimados en la colección.
Robos en el Museo Británico: Desafíos para el Futuro
El desarrollo y la aceleración del proceso de catalogación requerirían un aumento significativo de personal, que en la actualidad está considerablemente subdimensionado. Esto presenta un problema desafiante en un momento en que la financiación de los museos estatales británicos ha experimentado reducciones significativas en los últimos años. Además, la gestión de patrocinadores complica aún más la situación. Por ejemplo, la posible separación de British Petroleum, un socio económicamente crucial, ha sido objeto de debate durante algún tiempo, pero es incompatible con el compromiso asumido por la administración anterior en la lucha contra el cambio climático. Por último, pero no menos importante, el Museo Británico, al igual que otras instituciones internacionales, se enfrenta a una compleja controversia sobre la restitución de obras de arte robadas durante la era colonial. Uno de los ejemplos más conocidos son los Mármoles de Elgin, retirados del Partenón y llevados de Grecia en 1823, por los cuales la Ministra de Cultura de Grecia, Lina Mendoni, ha iniciado un delicado proceso de negociación en curso.
Robos en el Museo Británico: Objetivos
En este momento particularmente delicado, George Osborne afirma que la restauración del liderazgo dentro de la institución ofrece una sólida esperanza de abordar con éxito los desafíos actuales y emerger fortalecidos. "Debemos aprender la lección de lo que acaba de suceder, pero también debemos alzar la mirada y volver a centrarnos en la vital misión de cuidar el museo, respaldar todo el brillante trabajo que estamos realizando y comenzar la gran tarea de renovar el museo". La tarea que el Museo Británico tiene ante sí es, sin duda, de gran relevancia: reconstruir la credibilidad y el prestigio de una de las instituciones museísticas más renombradas del mundo. Un objetivo que se prevé, al menos, desafiante.
Imagen de portada: British Museum Great Court, London, UK - Via Wikimedia Commons
Escrito por Kooness
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